lunes, 12 de septiembre de 2011

El espejo...

Te encontré Horacio Oliveira, sin buscarte.. Eres ese ser mezquino y hermoso a la vez. Eres aquel que pudo arrinconarme y llevarme a extremos del alma, de la pasión, del conocimiento interno.

Eres, Oliveira, ese ser oscuro en el que encuentro el enigma que me muestra los rincones del pensamiento, del alma. Eres, Horacio, ese ser que mezcla realidad y mentira, que juega con los tiempos y que me invita a soñar. Eres el Dr. Jekyll y Mr Hyde, eres blanco y negro, eres los extremos y la mezcla de todo.

Eres mi espejo... "Siempre fuiste mi espejo,  para verme tenía que mirarte"; y para mirarte bastaba echar una mirada a al espejo. Me convertí en tu reflejo. Distorsiones. Fuimos, Somos.

Cierro los ojos. Vives en las notas musicales, en las frases de lecturas lejanas y actuales. A veces siento tu respiración y siento tu aliento en mi nuca, susurrando palabras que electrifican mis más oscuros deseos, que erizan mi piel. Despierto. Puedo notar la intensidad de lo vivido y de lo restante. Miro hacia arriba. Respiro. ¿Frío? No, sólo calosfríos de escuchar tu voz, de ver tu mirada en mis ojos.

No soy ni tu Maga, ni tu Talita. Podría ser tu Pola, pero lo que sientes por mi no es compasión, es algo distinto. Soy tu Maga... siempre ahì, hablando, perdonando, admirandote, respirándote, tolerándote, queriéndote... Soy tu Talita: retándote, fomentando la imaginación, la esperanza, cuestionàndote... Soy tu Pola, sin presiones, deseosa de ti, a gusto... Soy todas y ninguna.

Horacio, nunca conforme, siempre cuestiones, cuestiones. Azotas la puerta. Camino tras de ti. Amor. Electricidad. Día dos. Gritos. Azotas la puerta. Respiro. Camino tras de ti. Lucha. Amor. Pasión. Calosfríos. Día tres. Carrera. Azotas la puerta. Respiro... Respiro... Respiro profundo. Silencio. Cierro los ojos. Cierras los tuyos. Oscuridad... Respiro. Abro las ventanas. Sunshine. Sonrisa. Respiro... y respiro... respiro profundo.

Horacio... mi Horacio Oliveira.


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