domingo, 11 de septiembre de 2011

Con el tiempo...

...es que se libera el alma; después de un tiempo es que puedo volver a escribir sin escupir en letras y tener miedo de que me caiga encima.

Parafraseando a Borges es que puedo decir que aprendí que los regalos no son promesas; aprendí a aceptar las derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y así construir todos los caminos para el hoy, porque el terreno de ayer ya se ha recorrido, el de mañana es demasiado inseguro para los planes y los futuros podrían caerse a la mitad... y así uno empieza a aprender.

Es así, y después de un tiempo, que uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del Sol quema.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Es así también como después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; entendiendo que el amor no significa acostarse y que una compañía no significa seguridad.

Con el tiempo uno aprende que realmente puede aguantar, que realmente es fuerte, que uno realmente vale...
Con el tiempo comprendes también que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Pero también te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Por lo que al mismo tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Por tanto, si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Y al final, y sólo con el tiempo, te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

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